[vc_row][vc_column][wbc_heading tag=”h4″ align=”left” md_font_size=”15″ sm_font_size=”15″ xs_font_size=”15″ title=”“El SEÑOR le dio otro mensaje a Jeremías:
Así que hice lo que me dijo y encontré al alfarero trabajando en el torno; pero la vasija que estaba formando no resultó como él esperaba, así que la aplastó y comenzó de nuevo. Después el SEÑOR me dio este mensaje: «¡Oh, Israel! ¿No puedo hacer contigo lo mismo que hizo el alfarero con el barro? De la misma manera que el barro está en manos del alfarero, así estás en mis manos.”
‭‭Jeremías‬ ‭18:1, 3-6‬ ‭‬‬‬‬

¡Auch! Que duro ese momento donde “no resultamos la vasija que el alfarero esperaba”, y es que esto sucede cuando nuestro propio entendimiento guía nuestra vida, donde nuestras decisiones son las que marcan nuestro proceder y nos dejamos guiar por los parámetros del mundo y no los de Cristo.

Estuve estudiando un poco del barro, es un material que carece por completo de humedad, para ser moldeado, debe de someterse al agua , que lo hace perder sus “cualidades” de dureza y lo convierte en una mezcla maleable. El alfarero toma esta mezcla y la moldea en lo que quiere en un torno, que es un disco giratorio que permite que las manos del alfarero hagan su vasija. Al estar satisfecho con la forma obtenida, lo somete al horno, que endurece la pieza y la hace perdurar en la creación lograda.

Como cristianos anhelamos siempre lograr ser ese barro adecuado y poder ser moldeados por Dios de acuerdo a su voluntad, para esto debemos perder nuestras cualidades de dureza, sumergiéndonos en el agua del Espíritu Santo, El debe de penetrar cada molécula nuestra, para ablandar nuestros sistemas, pensamientos, conductas, comportamientos y así decidir vivir bajo su guianza y no bajo nuestros criterios.

Debemos de estar siempre en el torno De Dios, que nunca es estático, el gira nuestro ser para poder ver de todos nuestros ángulos e identificar que área de nuestra vida, necesita ser moldeada.

Y luego para finalizar debemos ser sometidos a diario al horno de la palabra y comprobar así, cuál es la buena, agradable y perfecta voluntad De Dios para nuestra vida. (Romanos 12:2).

Punto de acción: Te invitó. Que tomes un tiempo hoy frente a tu espejo y veas si eres la vasija que El Alfarero se agrada de ver en lo que se ha convertido en sus manos, y le digas al Padre : “ Yo quiero ser, Señor amado, como el barro en las manos del Alfarero, rompe mi vida y hazla de nuevo, yo quiero ser un vaso nuevo”.
” font_size=”16″ line_height=”26″ color=”#868686″][/vc_column][/vc_row]

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *