Pastora Kimberly Elvir

Someterse: Una palabra difícil

Someterse. Es una palabra difícil. ¿A quién le gusta esto? Queremos libertad. No queremos que nadie nos diga qué hacer. Pero para entender la verdadera libertad, debemos regresar al principio: Génesis.

Génesis 2:16-17 (NVI)
“Y Dios el Señor le ordenó al hombre: ‘Puedes comer de cualquier árbol del jardín; pero no debes comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, porque el día que de él comas, ciertamente morirás.'”

La visión bíblica de la libertad no es la ausencia de límites ni la autonomía total. La verdadera libertad es vivir en la presencia de Dios con los límites correctos establecidos. La libertad se ve como someterse a los mandamientos de Dios. La sumisión es realmente un asunto de confianza: confío en que el camino de Dios es mejor que el mío.


El temor y la sumisión

Pero no queremos someternos, porque muchas veces tenemos miedo.

La razón principal por la que luchamos con la sumisión es el miedo. Y cuando tenemos miedo, tratamos de controlar. Pero el control es la manera equivocada de lidiar con el miedo.

1 Pedro 3:1-6 (NVI)
“Así mismo, esposas, sométanse a sus esposos de modo que, si algunos de ellos no creen en la palabra, puedan ser ganados más por el comportamiento de ustedes que por sus palabras…”


Aprendiendo a confiar

Una mujer que no se somete generalmente es una mujer temerosa. Intentamos controlar porque nos da la falsa sensación de seguridad. Pero confiar en Dios implica soltar ese control.

Sara es un ejemplo. Dios le promete un hijo a Abraham, pero al no ver resultados, toma el control y crea un plan equivocado (Génesis 16:1-2). Su miedo la llevó a actuar precipitadamente.


Ejemplos de sumisión y apoyo

Muchas veces, las mujeres mantenemos a nuestros esposos en una etapa infantil porque no los dejamos soñar ni intentar cosas. Piensa en estas historias:

¿Qué cosas asombrosas podríamos lograr juntos si tomáramos las manos de nuestros esposos y dijéramos: ‘Estoy contigo, pase lo que pase’?


La ayuda idónea: Aliada, no esclava

Génesis 2:18 (RVR1960)
“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.”

La palabra “ayuda” (ézer en hebreo) no significa “la que hace sándwiches”. Significa aliada, guerrera a su lado. De hecho, esta palabra se usa frecuentemente para describir a Dios como nuestro ayudador.

Salmos 33:20 (RVR1960)
“Nuestra alma espera a Jehová; Nuestra ayuda y nuestro escudo es él.”

Pablo no dice que el esposo debe tomar todas las decisiones y la esposa solo debe obedecer. La idea es caminar hombro a hombro, con una visión en común, gobernando juntos.

Proverbios 31:11 (RVR1960)
“El corazón de su marido está en ella confiado, y no carecerá de ganancias.”


La sumisión como acto de adoración

La sumisión bíblica es ponerme debajo de mi esposo en confianza. No tengo miedo. Confío. Y eso permite que él descanse seguro en mí.

Efesios 5:21 (NVI)
“Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo.”

Mi sumisión a mi esposo es un acto de adoración. Lo hago para el Señor.


Lo que la sumisión no es:

  1. No significa obediencia incondicional. Solo Cristo merece obediencia total.
  2. No significa que el esposo toma todas las decisiones. Ambos deben contribuir con sus dones y perspectivas.
  3. En una gran decisión, deben trabajar juntos. Si no hay acuerdo, el esposo debe considerar ambas perspectivas y decidir lo mejor para la familia.

Matthew Henry:
“[La mujer] no fue hecha de su cabeza para dominarlo, ni de sus pies para ser pisoteada por él, sino de su costado para ser igual a él, bajo su brazo para ser protegida y cerca de su corazón para ser amada.”

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